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El miércoles la Reserva Federal consolido el giro en la política monetaria que ya habían iniciado el BCE y el BoE. Tras más de 4 años de subidas de tipos, la primera bajada en este periodo fue de 50 p.b.
Aunque en los últimos días había ganado puntos esta opción, también parecía bastante probable que esta primera bajada hubiera sido de tan sólo cuarto de punto.
La mayor agresividad en la bajada de los tipos, sin el contexto de las palabras posteriores de Powell, podría haberse interpretado de forma negativa, desde el punto de vista de la economía. Es decir, la FED tomaba una decisión drástica ante las perspectivas de un rápido deterioro de la economía en los próximos trimestres.
Pero la realidad es que la FED justificó este movimiento más agresivo de lo normal por la buena evolución de la inflación que le dejaba margen para centrarse más en el empleo que lleva unos meses empeorando y las perspectivas son de que el paro suba hasta el 4.4% en los próximos meses.
Por tanto, nos adentramos en el que podría ser el escenario ideal. La FED comienza el ciclo de bajadas de tipos antes de que hayamos entrado en una recesión (que es lo habitual en estos casos). Con una inflación que parece estar bajo control o cerca de estarlo, por lo que deja a Powell margen de maniobra en el caso de que los datos económicos siguieran deteriorándose.
¿Qué consecuencias tiene este nuevo escenario para el posicionamiento en nuestras carteras? Detallamos los principales aspectos a continuación:
Aumento del peso de la renta fija high yield
De un año para acá hemos reducido el peso de este tipo de activos en las carteras. Los spreads estaban por debajo de la media histórica, pero sobre todo nos preocupaba que un excesivo deterioro económico provocara un aumento de las tasas de default y en consecuencia de los spreads. La realidad es que la economía ha resistido de forma extraordinaria y los spreads se han mantenido muy estables alrededor o incluso un poco por debajo de su media histórica. Una vez comenzado el ciclo bajista y siendo el punto de partida de este mucho mejor que en otras ocasiones, vemos difícil que la situación económica empeore de forma relevante como para provocar un aumento de los spreads o de las tasas de default.
Aunque los actuales niveles de los spreads de crédito no dejan mucho margen de mejora, el nivel nominal actual de los bonos High Yield, alrededor del 7%, hace que tan sólo por el carry merezca la pena este tipo de activo, asumiendo un entorno económico estable y en mejora cómo el que prevemos en los próximos trimestres.
Mantener duraciones bajas
El primer impulso tras esta bajada de 50 p.b. puede ser el de aumentar la duración de las carteras ante unas perspectivas de mayores bajadas y que estas además se reflejen en el largo plazo. Nosotros, por el contrario, vemos que las tires a largo americanas tienen ya muy poco margen de bajada, en la actualidad el 10 años está en el 3.70%.
La curva 2-10 americana, tras mantenerse mucho tiempo en negativo ha empezado a positivizarse (en los 5 pb actualmente). Esta tendencia debe continuar en los próximos trimestres hasta situarse cerca de la media histórica (alrededor de los 100 p.b.).
Este aumento de la pendiente se dará o bien por una bajada brusca de los plazos cortos ante un deterioro importante de la economía o bien por un aumento de los largos por un repunte de la inflación. El único escenario en el que podríamos ver que los tipos a largo plazo bajen es con una recesión de por medio, un escenario que, por ahora, no contemplamos.
Seguir apostando por la renta variable
La renta variable es el activo a largo plazo más rentable y los últimos años ha demostrado su fortaleza. Esto, sumado a que estamos entrando en una fase de bajadas de tipos sin recesión, hace que sea un activo que tenemos que mantener en la cartera.
El sentimiento de mercado sigue siendo positivo, tal y como refleja el ratio de sectores cíclicos frente a defensivos. La volatilidad sigue muy controlada, indicando poca percepción de riesgo por parte del mercado. Las tendencias siguen siendo fuertemente alcistas. Todo esto nos obliga a seguir apostando por la renta variable.
Diversificar entre value y growth
Por último, aunque las bajadas de tipos son positivas para los activos de más largo plazo, como es el caso de la renta variable en crecimiento, estos son sensibles a los tipos a largo, no a corto y ya hemos visto que no esperamos muchos movimientos en los tipos a largo plazo.
Con esto no quiere decir que no haya potencial de beneficio al invertir en crecimiento, sino que creemos que se puede obtener también rentabilidades invirtiendo en otro tipo de factores como puede ser el value.
Por ahora, no nos sentimos muy cómodos invirtiendo en small caps. El momentum de este factor es todavía negativo en términos relativos y, dada su sensibilidad al crecimiento económico y la incertidumbre a este respecto, creemos que todavía no es momento de invertir en empresas de pequeña capitalización.
Conclusión
La situación sigue siendo favorable para invertir en activos de riesgo como la renta fija high yield o la renta variable. Por otro lado, vemos muy poco potencial de beneficio al invertir en bonos de largo plazo, a pesar de que los riesgos siguen estando ahí. Por ello, recomendamos mantener posiciones en high yield, invertir en bonos de renta fija corto plazo y mantener exposición en renta variable, diversificando entre crecimiento y value.