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La inflación desde un punto de vista cuantitativista

Opinión
  • #economía
30/06/2022

En una economía todo se reduce a lo que damos por lo que recibimos. Si nosotros valoramos más la barra de pan que el dinero que entregamos a cambio de la barra de pan y el panadero valora más el dinero que recibirá que la barra de pan que entregará se llevará a cabo un intercambio de valor donde ambas partes saldrán ganando. El conjunto de intercambios en un país son lo que componen su economía. Por tanto, por simplificarlo, podemos dividir la economía en dos partes: la oferta que cuenta con bienes y servicios, y la demanda que cuenta con dinero. 

Desde el punto de vista cuatitativista, la parte de la oferta será el PIB de un país ajustado por los precios de ese país (es decir, la valoración de esos bienes en términos monetarios), mientras que la demanda se compone del dinero en circulación y la valoración de ese dinero por parte de los agentes económicos. La valoración del dinero se puede medir por un concepto llamado velocidad del dinero. Esto mide el número de veces que el dinero cambia de manos en un periodo concreto, es decir, el número de intercambios en una economía. Si la velocidad del dinero cae, significa que los agentes económicos no quieren desprenderse de él, por lo que lo valoran más y viceversa. 

Esto genera una igualdad que será la que empleemos hoy para analizar la situación de inflación actual y el camino que estamos tomando para solucionarlo. Esta igualdad es: 

M x V = Q x P 

M = Dinero en circulación o masa monetaria 

V = Velocidad del dinero 

Q = Producción medida por el PIB 

P = Precios del país en la moneda local medido por el deflactor del PIB 

Para entender bien cómo hemos llegado a tasas tan elevadas de inflación, vamos a remontarnos al inicio de esta situación, la pandemia. En esta situación los bancos centrales se pusieron las pilas para imprimir todo el dinero que consideraban que la economía necesitaría, inyectándolo indirectamente en la economía a través de la compra de bonos (principalmente gubernamentales) en los mercados financieros. Por su parte, los gobiernos hicieron uso de esta financiación obtenida por parte de los bancos centrales para tratar de mantener a flote la economía inyectando dinero directamente a través de préstamos avalados en España o con pagos directos en cuenta como en Estados Unidos. Esto, en nuestra fórmula se tradujo en un fuerte crecimiento de M. 

Sin embargo, dado que la economía se contrajo debido a las consecuencias de la pandemia, la variable Q, que representa la cantidad producida en un país se hundió. Por su parte, ante la imposibilidad de consumir por los problemas restrictivos de la pandemia y la incertidumbre, digamos que las familias también redujeron drásticamente su consumo, provocando que V cayese bruscamente a pesar de la intención de los bancos centrales, quienes bajaron los tipos buscando frenar esa caída en V. Finalmente, la variable P, que representa los precios, también corrigió precisamente porque tanto Q como V cayeron más de lo que M aumentó. 

El problema vino cuando, una vez descubierta una vacuna que permitió a las economías volver poco a poco a su normalidad, la inyección monetaria continuaba inflando los mercados financieros y permitiendo que los gobiernos siguieran con sus políticas fiscales altamente expansivas, es decir, en 2021 la M siguió aumentando. La velocidad del dinero (V) dejó de caer ante la posibilidad de poder de nuevo consumir y gracias al gran atesoramiento que los agentes económicos habían conseguido en 2020. Cabe destacar que la tendencia de las últimas décadas era que la velocidad del dinero fuese descendiendo de forma progresiva, pero esto se debe a factores (como por ejemplo demográficos) que no interesa tratar en este momento. Simplemente, hay que entender que lo “normal” es que la velocidad del dinero baje (según la última década) y en 2021 llegó incluso a subir ligeramente. 

Por la parte de la oferta, seguía habiendo problemas para que Q pudiera recuperarse, debido a que la pandemia seguía azotando a aquellos países donde las vacunas todavía no habían llegado que suministraban de bienes y servicios a Occidente. Surgieron los famosos cuellos de botella. Y como consecuencia de todo esto, ante un aumento de M, un aumento (aunque más bien ligero) de V y apenas una ligera recuperación de Q, la ecuación se equilibró en forma de subidas en P, es decir, de inflación. 

Esta situación de inflación seguía agravándose a medida que los bancos centrales proseguían con sus políticas expansivas elevando M y los gobiernos seguían inyectando ese dinero en la economía permitiendo que V siguiera manteniéndose, aunque recordemos que la tendencia era descendente hasta entonces, lo cual nos indica que había más intercambios de lo “normal”. Por su parte, Q seguía teniendo problemas para volver a sus niveles pre-covid. Más demanda y menos oferta seguían provocando más inflación. 

Fue entonces cuando, a finales de 2021, los bancos centrales asumieron que parte del problema radicaba en la inyección monetaria que estaba permitiendo un exceso de demanda sobre la oferta. Por ello, hicieron un cambio de postura y comenzaron a aplicar políticas monetarias restrictivas, con la intención de dejar de aumentar M y con la esperanza de reducir V a la espera de que Q se termine de recuperar de forma que P se reduzca. 

Sin embargo, lo único que los bancos centrales pueden controlar de la parte de la demanda es M. Con V lo único que pueden hacer es influenciar aumentando los tipos para desincentivar el consumo e incentivar el atesoramiento. Además, el propio aumento de P también tiene su efecto en V ya que para el consumidor sus gastos aumentan más que sus ingresos, por lo que más temprano que tarde llevará a una caída en la demanda. 

Respecto de Q, vemos que, a día de hoy, los problemas están prácticamente solucionados salvando los altos precios de las materias primas que están llevando a las empresas a tener que asumir mayores costes. Sin embargo, mientras las materias primas no inicien lo que se llama un superciclo como el que vimos en la década de los 70 los precios por este motivo deberían de dejar de aumentar en el corto plazo. 

Como conclusión, los desequilibrios provocados por la pandemia que llevaron a que P se disparase fruto de un fuerte aumento en M, mientras que V se mantenía y Q caía, están tratando de ser resueltos buscando una caída en V y disminuyendo M, mientras que Q se termina de recuperar. Esto ya está teniendo su efecto en la economía en forma de expectativas de menor crecimiento e incluso los mercados financieros parecen estar descontando una recesión. De ser así, veríamos como V finalmente vuelve a bajar empujada por unos altos precios, la retirada de políticas fiscales expansivas y unas políticas monetarias restrictivas en forma de subidas de tipos. Esto, sin embargo, puede que también traiga una caída en Q fruto precisamente de ese menor crecimiento, aunque se espera que la caída en M y en V basten como para compensar esa caída en Q y llevar de nuevo a P a niveles más sanos para la economía.